DIÁLOGOS DE CRIANZA INTENCIONAL
No hay juicios. Hay espacios
Bienvenidos a «Diálogos de Crianza Intencional», un podcast dedicado a la crianza consciente y a la promoción de relaciones saludables y significativas entre padres e hijos. Donde ningún padre es ejemplo, pero todos somos ejemplos de algo. A lo largo de los episodios, compartiremos historias, estrategias y perspectivas de padres de todo el mundo mientras exploramos temas como la conexión emocional, la crianza sin castigos, la disciplina positiva, como dar ejemplo y mucho más. Nuestra intención es inspirar, iluminar y encender ideas a través de conversaciones compartidas con otros padres que están en el mismo viaje de crianza. Si estás buscando un espacio seguro y respetuoso para reflexionar y aprender sobre cómo ser un mejor padre para tus hijos, entonces este es tu lugar. Únete a nosotros en esta aventura de crianza consciente y descubre cómo puedes ser el mejor padre posible para tus hijos mientras construyes relaciones duraderas y significativas. ¡Nos vemos en el próximo episodio de «Diálogos de Crianza Intencional»!.
Si se puede contar, se puede hacer
Solo estoy recordando y esperando
Avanzar sin mirar atrás puede ser apreciado y admirado como un signo de fortaleza en los hombres; sin embargo, al evitar las emociones reales, es posible que estas se acumulen bajo la superficie y terminen “enquistándose”. A veces, simplemente necesitamos dejar salir nuestras tristezas en un breve periodo de tiempo. Yo, por ejemplo, casi todos los días de Navidad, al final del día, me encuentro con alguna lágrima bajando por la mejilla. Este acto de liberación me permite desahogar las emociones y el sentimentalismo que se acumulan durante diciembre. Anhelo las Navidades familiares que vivía de pequeño, en casa de la abuela. El acto de llorar se siente liberador y me prepara para recibir el nuevo año con renovada energía y sin convertirme en una víctima. Si te encuentras en una situación similar, te sugiero que tomes una hoja de papel y escribas una lista de las cosas que extrañas desesperadamente de tiempos pasados. Llorar si lo necesitas y te sientes triste está bien; no hay nada de malo en permitirte ese momento. Podrías guardar la carta en una caja de recuerdos o cajón para revisarla en el futuro, o quizás tus hijos la encuentren y la lean algún día por sorpresa.