Hay que tener coraje y determinación
La paternidad no es para pusilánimes
Los padres somos bombardeados con consejos desde el primer momento en el que compartimos momentos de la crianza con nuestros hijos, incluso de nuestra propia pareja. Ahora, más que nunca, necesitamos coraje y determinación para criar adecuadamente a nuestros hijos. La presión por hacer las cosas «bien» nos lleva a dudar constantemente de nuestros instintos. El «debería» como consejo alimenta una profunda inseguridad sobre la autoestima de los padres, siendo la principal razón por la que nos comparamos con otros padres. Se necesita coraje para encontrar la calma y descubrir que funciona para tu familia. Se necesita determinación para confiar en tu instinto y aplicar lo que se siente bien para tus hijos. La crianza es un proceso individual y único para cada familia. No será fácil, y habrá tantas veces que todavía te preguntarás si «debería» estar haciendo algo diferente o mejor, pero cuando realmente escuchas tu intuición, podemos tener la certeza de que estamos haciendo lo correcto. Yo, con todas mis fortalezas y defectos, quiero ser la mayor influencia en la vida de mi hijo.
¿Cómo saber qué es lo correcto para nuestros hijos? Cada niño es único y tiene necesidades y personalidades diferentes. Para mí, lo importante es prestar atención a mi hijo, observarlo y escucharlo. A veces, mi hijo me muestra claramente lo que quiere o necesita y, otras veces, me toca leer e interpretar entre líneas para entender sus necesidades. En este proceso, es común sentir inseguridad al tratar de hacer lo mejor para mi hijo, pero es importante recordar que no existe una única respuesta correcta. Es importante estar presente en sus vidas y estar dispuestos a aprender y cambiar para adaptarnos a sus necesidades en constante evolución. También es importante recordar que nadie es perfecto, y que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y crecimiento tanto para nuestros hijos como para nosotros como padres. Lo más importante es ser conscientes de nuestros propios valores y principios y tratar de criar a nuestros hijos en línea con ellos.
Tuve una educación en la que mis padres y su generación tendieron demasiado hacia la negligencia, el espacio abierto que recibimos se convirtió en heridas y moretones que sanaron, los errores sociales que cometimos como niños moldearon nuestra forma de ser como adultos. Cada persona tiene una forma única de ver y entender el mundo, y esa perspectiva es influenciada por factores como su educación, cultura, experiencias previas, personalidad y otros aspectos de su vida. Estos factores pueden afectar la forma en que las personas perciben los eventos y situaciones, cómo procesan información, y cómo responden a situaciones familiares y sociales. Si bien comparto algunos sentimientos sobre la crianza de mi hijo con otras personas, considero que mi modelo de crianza difiere en muchos aspectos de los de ellos. Cada padre tiene un modelo de crianza, y este modelo da forma a sus decisiones sobre crianza.
En un mundo lleno de influencias externas, como la opinión de otras personas, cursos, libros y consejos, se necesita coraje y determinación para mantener nuestra individualidad y la de nuestros hijos, permitiéndoles simplemente ser ellos mismos. Para ser mejores padres, es posible que tengamos que hacer menos. Hacer menos también es consumir menos. Es posible criar a un hijo feliz y saludable en el mundo moderno que nos ha tocado vivir. Ahora que los investigadores han documentado y explicado algo de la magia que ocurre entre padres e hijos en los primeros años de vida, honestamente, ha incrementado la incapacidad para tolerar la idea de que otra persona cumpla ese papel con mi hijo. Sé que desde la perspectiva del niño, otros pueden ofrecerle la base sobre la cual construir una autoestima fuerte. Mi problema es que quiero ser la persona que, para bien o para mal, brinde la retroalimentación que mi hijo necesita para crecer y desarrollarse. No veo esto como un problema de ser un buen o mal padre; más bien involucra la conciencia de mis necesidades y deseos de estar físicamente presente en la vida diaria de mi hijo.
Si te sientes identificado con mi forma de pensar y te interesa como he implementado esta filosofía en mi vida diaria y en la crianza de mi hijo, te invito a darle una oportunidad al libro «Te Necesito«. En sus páginas encontrarás reflexiones profundas sobre la importancia y la responsabilidad que tenemos los padres con el desarrollo de los niños, así como historias conmovedoras que ilustran el sacrificio que a veces supone y la recompensa emocional que se obtiene. ¡No te pierdas la oportunidad de profundizar en el apasionante mundo que te puede ofrecer la paternidad!