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El impacto de las expresiones en la percepción
Distorsión de la realidad
Durante la etapa de desarrollo de mi hijo, cada expresión que escucha y cada indicación que recibe despiertan una curiosidad inagotable: el famoso y, a veces, irritable constante “¿por qué?”. Esta fase de aprendizaje e imitación es fundamental en su crecimiento, donde absorbe no solo palabras, sino también expresiones, actitudes y comportamientos. En este contexto, considero que cobra vital importancia lo que escucha, lo que ve y las explicaciones que recibe, especialmente de sus padres. Cada interacción, cada palabra, contribuye a moldear su comprensión del mundo y a definir su propio lenguaje y percepción de la realidad. Soy consciente de esta creencia; esta es otra de las tantas premisas identificadas y que son menospreciadas y poco valoradas por la persona equivocada: la que debería cuestionar y no normalizar cualquier comportamiento o creencias dañinas, la madre de mi hijo. Esto me produce un sentimiento que será explicado en las siguientes entradas, con la idea principal de “cuando alguien se convierte en todo lo que no quieres ser”. Comprender que no hay nada malo en mí por tener este tipo de sentimientos y sensaciones fue fundamental para mi bienestar.
Ahora hablemos de una situación real, porque, mi libro y esta página va de eso, de situaciones reales y pensamientos reales. Una mañana de un domingo cualquiera, íbamos hacia la mesa para desayunar juntos, mientras la madre de mi hijo se sentaba, golpeó la mesa y dejó escapar un “ui”. Mi hijo, que estaba en plena fase de preguntar “¿por qué?”, a todo, inmediatamente se volvió hacia ella y preguntó: “¿Por qué dices “ui”?”. Entonces se le explicó que el golpe en la mesa había sido accidental y que había sido una reacción a la preocupación por la posibilidad de que un vaso se derramara. Pero la escena se repitió poco después, cuando mi hijo escuchó nuevamente el “ui” de su madre y volvió a preguntar por qué lo había hecho. Esta vez, el motivo era que casi se le había caído un trozo de comida en la camiseta. Ante esto, le señalé a mi hijo que no es necesario expresar un “ui” por cualquier cosa, no todo lo que sucede a nuestro alrededor necesita la atención de los demás y porque lo que decimos tiene un impacto sobre nuestra conciencia de las cosas, pero la madre, restándole importancia, afirmó que eso no tenía ningún efecto negativo.
Esta situación me lleva a reflexionar sobre qué nos hace creer en las cosas que creemos. ¿Es simplemente una cuestión de percepción individual, o existen fundamentos más profundos que influyen en nuestras creencias y comportamientos? ¿Son heredadas? Estos son los tipos de interrogantes que me llevan a analizar las dinámicas y relaciones personales y cómo moldean la realidad que percibimos. Analicemos la situación, otra de las cosas que no son comprendidas ni compartidas, pero a mí me gusta hacerlo y me mantengo incondicional y firme en ello, mucho más, desde que soy padre:
- La expresión “ui”: Es una interjección que se utiliza para expresar sorpresa, disgusto, dolor o miedo leve. Suele ser una reacción natural e involuntaria ante situaciones inesperadas.
- Impacto en la percepción: El uso constante de “ui” puede generar una distorsión de la realidad en el niño. Al asociar la expresión con eventos sin mayor importancia, puede subestimar el riesgo de situaciones realmente peligrosas.
Puede parecer un tanto forzado o incluso rebuscado, pero para mí, esta postura fluye de forma natural. Está alineada con mi carácter y forma de ser, y creo firmemente que debería ser considerada por cualquier padre. Es importante enseñar a mi hijo a diferenciar entre situaciones que requieren atención y cuidado de aquellas que no necesitan nuestra atención. Lo que más me molesta es el menosprecio cuando manifiesto estas preocupaciones. ¿Acaso no puedo dudar del “nutriscore”? ¿Y más aún cuando hay razones para hacerlo? ¿Por qué a las personas les incomodan tanto las cuestiones? Ignorar el impacto que la repetición y la asociación de palabras pueden tener en la percepción del niño es un grave error, seas consciente o no de ello. No lo digo solo yo; hay multitud de estudios que demuestran que las personas que usan un lenguaje positivo para describir sus emociones tienen más probabilidades de sentir emociones positivas. Además, hay estudios sobre niños que escuchaban a sus padres exagerar el peligro y son más propensos a desarrollar ansiedad y miedos irracionales.
El uso de la expresión “ui” es común en muchas situaciones, y podemos utilizar el fútbol como contexto para comprenderlo mejor. Cuando un jugador golpea el poste de la portería, a menudo se escucha un “ui”, como si fuera un casi gol. Esta reacción refleja la tensión y la emoción del momento, donde la posibilidad de anotar es palpable. Sin embargo, utilizar el “ui” de manera indiscriminada, incluso cuando el balón está claramente fuera de la portería, no es lo correcto. Esta práctica puede parecer inofensiva, pero puede tener efectos negativos en la percepción de la situación por parte de quienes la rodean. Imagina que eres ciego y estás escuchando un partido de fútbol acompañado de alguien que te está narrando el juego. Si esa persona usa el “ui” de manera indiscriminada, podrías pensar que hubo muchas ocasiones de gol, cuando en realidad no es así. Este ejemplo ilustra cómo el uso excesivo de esta expresión puede distorsionar la percepción de la realidad. Ahora, imagina que eres padre y estás observando un partido de fútbol con tu hijo. Si usas el “ui” de manera indiscriminada, tu hijo podría percibir erróneamente la gravedad de ciertas situaciones en el juego. ¿Todas las entradas son peligrosas? ¿Todas las ocasiones de gol son iguales? Esto podría afectar su capacidad para evaluar el peligro o prestar atención a situaciones importantes durante el juego.
Somos el espejo de nuestros hijos, por lo que es fundamental que como padres estemos atentos a nuestras palabras y acciones, ya que estas tienen un impacto directo sobre su desarrollo emocional y psicológico. No se trata solo de expresar preocupaciones o de exagerar, sino de criar en un entorno que promueva el bienestar y la confianza en sí mismos. Y eso comienza con la forma en que nos comunicamos con ellos y modelamos el mundo que los rodea. Como intento explicar en el libro “Te Necesito“, en capítulos como “La belleza de la simplicidad” o “El poder del ejemplo”, es importante mantenernos firmes en nuestras convicciones y continuar explorando y cuestionando, incluso cuando nuestras perspectivas no sean comprendidas o compartidas por los demás. El compromiso con nuestros hijos debe tener el valor necesario para que nuestras reflexiones y análisis se conviertan en una búsqueda constante de comprensión y crecimiento personal, tanto para nosotros como para ellos.
2 COMENTARIOS
En serio? Te preocupa la palabra “ui”? Cómo quieres que tu hijo se exprese cuando casi se le derrame algo? Prefieres q no diga nada y sea totalmente inexpresivo ante situaciones imprevistas? No es más preocupante eso a la hora de poder detectar posibles abusos o peligros? Si al niño se le enseña a reprimir reacciones reflejas, cómo vas a enseñarle a expresarse ante un peligro?
Si vas por un sendero con él, andando tú delante, él se resbale y casi caiga por un barranco….no es mejor escuchar un “ui” para q te des la vuelta y le eches una mano, a que se quede callado intentando buscar las palabras correctas para expresarse, pero que no salen pq el susto le tiene la mente bloqueada? Y tú sigues andando pq cuando era pequeño, le enseñaste que no diga “ui”.
Eso…o lo q realmente te ha molestado de la situación que narras, es q tu hijo se preocupara/interesara por su madre cuando lo que te hubiera gustado es que la ignorase, como hacías tú. Quizá no preguntaba “por qué?” para saber la etimología del vocablo “ui”, sino para saber cómo estaba su madre.
Eso se llama empatía, y es precioso.
Buenas José Antonio, gracias por el comentario. Quizás no me expliqué bien, o quizás nuestra predisposición nos hace entender lo que queremos ver. Primero, mi hijo escucha con asiduidad la palabra “ui”, sabe perfectamente que significa y como usarla. A veces, cuando la oye y no encuentra su relación con la situación que experimenta, pregunta el porqué, de esa manera aprende. Si le doy una cuchara de sopa y se la come, y a la siguiente cuchara digo “ui” que quema, él, automáticamente, desconfía y quiere que sople a la cuchara, aunque segundos antes se haya comido una. El ejemplo de esos dos “ui” no son expresados por él, sino, por una apreciación de otra persona, sobre algo que otra persona interpretó. Como he comentado, el problema viene en la distorsión de la realidad al equiparar una interpretación personal a un hecho real. En el contexto de la crianza, aprenden a comportarse, a estar y a reaccionar, a través de sus padres. Si mi hijo va por un sendero y resbala, no dirá “ui”, porque yo no le he enseñado eso, en su lugar pueden ocurrir dos cosas, la primera es que se caiga, en un lugar que está permitido caerse, y cuando levante su cabeza me vea a su lado interesándome por él, y la segunda es que no se caiga, porque ha aprendido a saber qué es peligroso y necesita una mano y que es “ui” y puede intentarlo solo sin decir “ui”. Eso se llama tener un criterio propio de la realidad basándose en su percepción de las cosas, no de las mías. Para eso se necesita mucha observación y dedicación y flujo en las dos direcciones. Por lo tanto, volviendo al principio, golpear una mesa con la pierna y mover un vaso de agua y que pueda “casi” derramarse, para mí, no es ser expresivo, en todo caso sería ser dramático y eso no lo beneficia en nada. Hay que fomentar en los niños la capacidad de discernir y actuar de manera apropiada según el contexto, pero claro, si como adultos no somos capaces, como vamos a ser ejemplo de ello. Respecto a la última parte de tu comentario, es algo bastante personal, solo te diré que mi hijo cuando se quiere preocupar por alguien le pregunta ¿estás bien?, también se le ha enseñado eso así, sí. Respecto a la empatía, comprendo que a las personas se le llene la moral con la palabra “empatía”, incluso de moda está, pero no podemos interpretar cualquier situación a través de las lentes de la empatía, pasando por alto su contexto y las implicaciones derivadas del mismo. Necesitamos distinguir la empatía de otras clases de amabilidad y comprensión, pero, me da la sensación que no lo entenderías. Gracias por tu comentario y por brindar la oportunidad de reflexionar sobre estos aspectos.