Crecemos con alegría y algo de nostalgia
Solo estoy recordando y esperando
Avanzar sin mirar atrás puede ser apreciado y admirado como un signo de fortaleza en los hombres; sin embargo, al evitar las emociones reales, es posible que estas se acumulen bajo la superficie y terminen “enquistándose”. A veces, simplemente necesitamos dejar salir nuestras tristezas en un breve periodo de tiempo. Yo, por ejemplo, casi todos los días de Navidad, al final del día, me encuentro con alguna lágrima bajando por la mejilla. Este acto de liberación me permite desahogar las emociones y el sentimentalismo que se acumulan durante diciembre. Anhelo las Navidades familiares que vivía de pequeño, en casa de la abuela. El acto de llorar se siente liberador y me prepara para recibir el nuevo año con renovada energía y sin convertirme en una víctima. Si te encuentras en una situación similar, te sugiero que tomes una hoja de papel y escribas una lista de las cosas que extrañas desesperadamente de tiempos pasados. Llorar si lo necesitas y te sientes triste está bien; no hay nada de malo en permitirte ese momento. Podrías guardar la carta en una caja de recuerdos o cajón para revisarla en el futuro, o quizás tus hijos la encuentren y la lean algún día por sorpresa.
Ser padre conlleva muchos desafíos, uno de los más profundos es la constante dualidad de las cosas. No es solo una dualidad, sino muchas. ¿Soy bueno o malo? ¿Sensible o distante? ¿Fuerte o suave? He descubierto que todos tenemos estas dualidades, y encontrar nuestra estabilidad implica poder abrazar ambas facetas. Sí, puedo ser sensible, pero también puedo desconectar en momentos. Esto no me convierte en una mala persona, aunque a veces existan voces que lo sugieran con fuerza, sino que me invita a ser consciente tanto de mi sensibilidad como de mis momentos de desconexión.
Como he intentado plasmar concienzudamente en el libro “Te Necesito“, siempre he tenido en mente fomentar la independencia de mi hijo y su desarrollo autónomo. Creo firmemente en la importancia de que los niños aprendan a jugar por sí mismos, a explorar su creatividad y a construir sus propias narrativas desde una edad temprana. Esta preocupación surge en un contexto donde los niños cada vez se relacionan menos con sus iguales y son los padres, en su mayoría limitantes, quienes deben proporcionar habilidades y fomentar juegos que antes aprendían entre ellos, sin la intervención de adultos. Durante los primeros dos años, noté que mi hijo dependía demasiado de mí en ese aspecto.
He intentado ser creativo con los escenarios para inspirarlo a jugar solo. Siempre llevo en la mochila sus juguetes favoritos, y él los pide para jugar en cualquier entorno y terreno. Desde los senderos de tierra y piedra en nuestras caminatas hasta la “arena” de la playa de Calaiza, mi hijo encuentra diversión y aventura en cada lugar. Durante este proceso, es emocionante ver cómo su imaginación cada vez se despertaba de una forma sorprendente y cómo encuentra nuevas formas de disfrutar de sus juguetes en entornos tan diversos.
Hace unos días, me encontraba en medio de una importante llamada de trabajo mientras cuidaba a mi hijo. Con el teléfono en una mano y el oído atento a la conversación, esperaba el típico reclamo de mi hijo, como tantas otras veces antes. Sin embargo, para mi sorpresa, esta vez el silencio reinó en la habitación. Al colgar la llamada, levanté la mirada y me encontré con una escena que me dejó sin aliento: mi hijo, completamente inmerso en su mundo de juegos, creando aventuras solo y sin necesitar mi atención constante. La primera emoción que sentí fue un profundo orgullo al verlo desenvolverse de manera independiente, mostrando su creciente habilidad para entretenerse solo. Sin embargo, esta sensación fue rápidamente eclipsada por una oleada de nostalgia que me invadió el corazón. En ese instante, me di cuenta de lo rápido que crecía mi hijo, y cómo estaba convirtiéndose en un ser autónomo.
Me quedé allí, en silencio, observando a mi hijo mientras juega. No es que esté espiándolo a escondidas; aunque, si alguien me sorprendiera, podría parecer así. Simplemente, estoy esperando y reflexionando. Esperando a que me llame para unirme a él en su mundo de fantasía y recordando los tiempos en que solía hacerlo constantemente. ¿Me gustaría que mi hijo volviera a depender de mí mientras juega? Sinceramente no. Lo que realmente deseo es reconocer lo que necesito mejorar, hacer las cosas de una manera más significativa, dedicar más tiempo a él. Reflexiono sobre cuánto tiempo he perdido en cosas triviales, cuántas veces he perdido la paciencia sin razón. Y también recuerdo los momentos maravillosos que me encantaría revivir y enmendar si pudiera retroceder en el tiempo.
Mi hijo está viviendo su única, salvaje y preciosa vida; ha superado los días en los que me despertaba seis veces por noche para asegurarme de que todavía respiraba. Lo está logrando, y puedo verlo suceder. A veces, cuando lo abrazo para dormirlo, y lo hago, me embarga una profunda emoción, porque no sé cuándo será la última vez que me necesite para dormir. Esto no debería ser algo que trate de evitar, sino algo que celebre y espere con ansias. Es el paso natural del crecimiento y el desarrollo, y aunque me produzca nostalgia, me llena de alegría ver a mi hijo florecer y prosperar en su camino hacia la independencia y la autenticidad.
Los Playmobil podrían ser más que simples juguetes para los niños; son figuras de plástico articuladas que despiertan la imaginación y ofrecen una amplia gama de posibilidades. Con estas figuras, los niños pueden sumergirse en un sinfín de escenarios y aventuras, ¡sin límites! Ya sea construyendo una granja de animales o explorando un terreno en construcción con sus vehículos, los Playmobil permiten a los niños crear y representar historias emocionantes y reales que desafían la imaginación. La línea de productos 1.2.3 está diseñada específicamente para los más pequeños, a partir de los 18 meses de edad. Estas figuras, vehículos y escenarios conservan el encanto del Playmobil clásico, pero con algunas diferencias importantes. Por ejemplo, las figuras no tienen piezas pequeñas desmontables, lo que reduce el riesgo de atragantamiento mientras los niños juegan. Además, los vehículos y escenarios están diseñados con formas redondeadas y colores llamativos, lo que los hace especialmente atractivos para los niños pequeños y estimula su curiosidad y creatividad desde una edad temprana.
Tengo que reconocer que he comprado una gran variedad de estos juguetes, y siendo sincero, aunque tienen un precio elevado, si los comparas con otros juguetes, a la larga, la calidad y garantía que ofrecen estos juguetes merecen la pena y mucho. Podría mencionar una docena de estos juguetes con los que mi hijo disfruta a diario, y no solo mi hijo, sino también yo mismo lo he hecho y sigo haciéndolo a su lado. Te dejo una lista más amplia en la página de recomendaciones, pero si tuviera que quedarme con alguno, sería el autobús. Este incluye un autobús con dos puertas de maleteros que se abren y se cierran, 4 muñecos Playmobil con piernas articuladas y sin piezas desmontables, 3 maletas y un triángulo. Los muñecos y el autobús son casi irrompibles. Creo que tienes que ser un adulto para que se te rompa el producto. Los muñecos son muy chulos, coloridos y multiculturales. Es un juguete que por su tamaño y robustez me lo he podido llevar fácilmente fuera de casa y mi hijo ha podido disfrutar de él.
Como he mencionado anteriormente, la marca ofrece una variedad casi infinita en cuanto a tamaño, diversidad y precio de sus productos. Otro de los modelos asequibles y altamente atractivos es el camión con garaje. Este juguete, además de ser muy entretenido, también es sorprendentemente resistente a los golpes a pesar de su ligereza. A los niños les encanta la experiencia de meter y sacar objetos de los lugares, y con este juguete, pueden hacerlo con el camión del garaje o intercambiarlo con otros vehículos. Además, tienen la oportunidad de cargar y descargar repetidamente los objetos que incorpora a través de la parte superior del garaje, lo que promueve el desarrollo del pensamiento lógico y la coordinación mano-ojo. El sistema de puertas “abrir y cerrar” proporciona más diversión mientras los niños exploran las diferentes formas de jugar. Además, la posibilidad de intercambiar las puertas por una rampa agrega aún más variedad y emoción al juego, lo que garantiza que mi hijo se mantenga entretenido durante más tiempo.