
Crecemos con alegría y algo de nostalgia
Tiempo de lectura: 5 minutosSolo estoy recordando y esperando
Avanzar sin mirar atrás puede ser apreciado y admirado como un signo de fortaleza en los hombres; sin embargo, al evitar las emociones reales, es posible que estas se acumulen bajo la superficie y terminen «enquistándose». A veces, simplemente necesitamos dejar salir nuestras tristezas en un breve periodo de tiempo. Yo, por ejemplo, casi todos los días de Navidad, al final del día, me encuentro con alguna lágrima bajando por la mejilla. Este acto de liberación me permite desahogar las emociones y el sentimentalismo que se acumulan durante diciembre. Anhelo las Navidades familiares que vivía de pequeño, en casa de la abuela. El acto de llorar se siente liberador y me prepara para recibir el nuevo año con renovada energía y sin convertirme en una víctima. Si te encuentras en una situación similar, te sugiero que tomes una hoja de papel y escribas una lista de las cosas que extrañas desesperadamente de tiempos pasados. Llorar si lo necesitas y te sientes triste está bien; no hay nada de malo en permitirte ese momento. Podrías guardar la carta en una caja de recuerdos o cajón para revisarla en el futuro, o quizás tus hijos la encuentren y la lean algún día por sorpresa.